Antonio Navarro: Entre ruidos y silencios.
Antonio Navarro expone en el Museo de la Ciudad de Aveiro, en el espacio de exposiciones temporales, un museo enmarcado en un concepto de museo participativo, que involucra a la ciudad y su historia.
Aceptando la invitación a exponer en esta sala, Antonio Navarro presenta un conjunto de 30 obras (18 de ellas realizadas para esta propuesta) que son el reflejo de lugares y recuerdos, de paisajes poéticos a los que atribuye el título Fugaz.
Naturalmente Fugaz es una palabra tan rápida de decir, como el instante que representa.
Creando la ilusión, encuentra la representación, donde la expresión de la naturaleza paso a paso marca caminos en la mirada suspendida. Aquí los caminos de una percepción sensible se concretan.
Imágenes que se convierten en una ilusión natural, entre el espacio y el lugar que llevan al espectador a la composición total de la obra.
Composiciones que se encuentran en el limbo de una definición, entre abstracción y figuración.
Esta serie cruza la tensión entre el conocimiento de la naturaleza del paisaje y el conocimiento del hombre en el deseo de explorar los límites impuestos por el paisaje y por la auto-presencia.
Son verdaderas experiencias entre la percepción directa del paisaje y la recreación en la representación de los diferentes registros, confrontando lo desconocido permitiendo la multiplicidad y metamorfosis de la imagen final.
Es bajo el deslumbramiento del paisaje que se encuentra una dinámica que busca la luz, cuestionando la observación de lo natural, reinventando casi obsesivamente y registrando la emoción y el pensamiento interior que proporciona el apropiacionismo de un paisaje fugaz.
En esta serie, se crea una sistematización del tema, que confiere un carácter normativo con analogías cercanas al paisaje, explorando correspondencias y dinámicas de transición coherente, entre lo que es y lo que vemos o no vemos, entre el ser y el existir.
El paisaje es un soporte perceptivo, pero la realidad parece tratar de superponerse a través del movimiento de líneas y manchas de construcciones geométricas.
No debemos olvidar que el paisaje cambia con los diferentes puntos de vista que el viajar proporciona, campos de color que se superponen inundando la retina de los colores. Paisajes inventados a partir de silencios.
Imágenes que nos transportan a las estructuras de Mondrian, a las emociones y sensaciones de Rothko o a las paisajes coloridos y en movimiento de Richter.
Entre lo geométrico colorido viven los silencios en ausencia del color.
Desde las sensaciones ópticas hasta táctiles, se percibe un rigor que nos transporta hacia mundos continuos, dónde el sonido se percibe de fondo, conectando con la memoria de un viaje en constante movimiento.
Paisajes, momentos, capturados en un instante que desaparecen desde la rapidez de ese momento Fugaz. De una imagen a otra, podemos soñar buscando el instante que ha formato parte de muchos silencios.
Sin prisas, el autor viaja (y nos hace viajar) a través de mundos ahora presentes en estos paisajes, impresiones digitales eternizadas, estructuras de ciudades concurridas, construcciones regulares y repetidas, viaductos en diferentes planos, ventanas, arquitecturas, campos, llanuras, horizontes de tierra o agua, tejidos entrelazados, tejiendo de manera paciente una nueva realidad, creando fugas en la mirada observando horizontes.
Atisbamos cierta sensibilidad poética, poemas transformados en imágenes en una forma y dimensión que se “presiente” efímera. Pinturas digitales transformadas por el movimiento en inmutables, que sabiamente despiertan nuestra memoria para convertirlo en sensaciones múltiples.
El paisaje es el material esencial de esta acción artística, superando el cuerpo y la forma de sentir, produciendo una impresión física pero también mental de realidades diversas en un deseo de obtener la perfección en lo geométrico y estético, basado en el resultado de continuos momentos de reflexión, confrontándonos con la atemporalidad de la idea de viaje.
Consecuencia de una momentánea acción ritual y performática, registrado por el proceso de retención de la suma de distintos momentos, movimientos lineales, continuos o cruzados, como materia que busca organizar fracciones del mundo.
Estos paisajes nos recuerdan la idea del tiempo y el espacio en un tiempo concreto-fugaz. El otro espacio-tiempo concreto es el del observador que contempla un nuevo tiempo, como resultado de estos momentos fugaces ahora transformados en un otro espacio, en otro donde, en otro cuándo.
Paisajes que reflejan memoria y poesía, ruidos y silencios.
Curadora Manuela Cristóvão
Del 31 de octubre al 11 de enero de 2021.