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La Textura del Silencio
Elogio al silencio.
Antonio Navarro Fernández
En La textura del silencio (2022), Antonio Navarro Fernández explora el silencio como un espacio de recogimiento y reflexión. Esta exposición, continuación de su serie Silencio (iniciada en 2017), profundiza en su investigación artística sobre la relación entre lo visible y lo intangible, utilizando el negro, el vacío y los materiales efímeros como el carbón y el papel de sulfito. Para el artista, el silencio no es ausencia, sino una presencia viva y activa que invita a una meditación sensorial.
Inspirado por la filosofía del wabi-sabi, que aprecia lo imperfecto y lo transitorio, Navarro Fernández utiliza materiales frágiles para crear una obra que sugiere el paso del tiempo y la naturaleza impermanente de las cosas. Las superficies de sus piezas invitan a ser exploradas más allá de lo visual, sugiriendo que el silencio tiene una textura que puede sentirse, una materialidad que transforma el espacio.
Cada una de sus piezas es un reflejo de la capacidad del silencio para llenar el vacío con significado. El uso del carbón, con su profundo negro, no se presenta aquí como una ausencia de luz, sino como un espacio fértil para la creación. Las capas de carbón y papel interactúan para generar una reflexión sobre lo efímero, mientras las huellas y pliegues visibles en el papel de sulfito remiten a la idea de lo vivido, lo que queda inscrito en el tiempo.
El trabajo de Navarro Fernández dialoga con el pensamiento de filósofos como David Le Breton, quien aborda el silencio como un refugio en un mundo saturado de ruido, y Byung-Chul Han, que asocia el silencio con lo sagrado y lo espiritual. En esta exposición, el artista propone un acto de resistencia frente a la saturación visual contemporánea, buscando un aislamiento del ruido visual para generar un espacio de atención plena.
La selección de materiales juega un papel fundamental en la obra de Navarro Fernández. El carbón, con su textura densa y orgánica, genera una fuerte presencia física que contrasta con la fragilidad del papel de sulfito. Este último, delicado y maleable, refleja la impermanencia y la fragilidad de la vida, mientras que las marcas y pliegues en el papel son testigos del proceso creativo, haciendo visible lo que habitualmente se oculta.
El negro, color central en su obra, no es simplemente una elección estética, sino una herramienta conceptual. Para Navarro Fernández, el negro no es ausencia de color, sino un espacio lleno de potencialidades. En sus obras, el negro actúa como un contenedor de significados, un vacío fértil que invita a la introspección y al silencio.
Navarro Fernández aborda el silencio desde una perspectiva que lo considera una forma de estar en el mundo. Sus obras buscan no solo mostrar, sino también sugerir, invitar a la pausa, a la contemplación de lo esencial. El silencio aquí no es algo que falta, sino algo que se experimenta activamente, una fuerza que da forma al espacio y a la percepción del espectador.
Una de las características distintivas del trabajo de Navarro Fernández es su capacidad de adaptar las obras al espacio expositivo. Cada exposición representa un nuevo reto creativo, donde las piezas se conciben específicamente para el lugar en el que se presentan. De esta forma, el diálogo con el entorno es constante, y la obra no solo se muestra, sino que transforma el espacio en un refugio para la meditación y el recogimiento.
La textura del silencio no es solo una exposición, es una invitación a detenerse y habitar el silencio. En un mundo saturado de imágenes y sonidos, las obras de Antonio Navarro Fernández ofrecen un espacio de resistencia, un lugar donde lo intangible se vuelve presente y donde el silencio tiene una textura que nos invita a sentir y a reflexionar sobre lo que no vemos, pero sí percibimos.
